La radioterapia es uno de los tratamientos oncológicos más utilizados para destruir células cancerígenas y demorar el crecimiento de los tumores que se puedan presentar, sin dañar el tejido sano.

Si bien esta terapia logra salvar vidas, suele presentar efectos adversos en algunos pacientes. Uno de ellos son las lesiones en la piel y órganos internos, reacciones que comienzan durante la segunda o tercera semana de tratamiento.

El doctor Yury Salinas, especialista en Medicina Hiperbárica y director del Centro de Medicina Hiperbárica Barox Chile, explica que muchos de estos problemas se superan dentro de los primeros tres meses de terminada la radioterapia, pero cuando la situación se extiende más allá de este tiempo, el equipo médico debe evaluar la condición de hipoxia -una deficiencia de oxígeno en la sangre, células y tejidos del organismo- por la radioterapia y, en esos casos, la medicina hiperbárica puede ser de mucha utilidad.

Esta rama médica se ha desarrollado junto a la medicina aeroespacial, de altura o montaña, subacuática y otras medicinas de ambientes especiales, y se ha regido según las exigencias de la medicina tradicional, basándose en el método científico y medicina basada en la evidencia.

Centro de Medicina Hiperbárica Barox Chile
Centro de Medicina Hiperbárica Barox Chile

La medicina hiperbárica consiste en respirar oxígeno en una cámara en que la presión atmosférica se eleva hasta tres veces más que la normal. En estas condiciones, los pulmones pueden recibir hasta tres veces más oxígeno de lo que sería bajo condiciones normales.

“El oxígeno mejora el metabolismo de los tejidos que, en el caso de las heridas o lesiones por radioterapia, se exponen a tres fenómenos: disminución de las células, disminución de los vasos sanguíneos que irrigan esos tejidos y disminución de oxígeno en esos tejidos”, explica el especialista.

“El oxígeno actúa a nivel celular porque todas nuestras células necesitan energía para sus procesos metabólicos y para mantener los tejidos sanos. Con esa energía podemos evitar que las células sigan disminuyendo y permitir que los vasos sanguíneos se regeneren y, a través de ellos, permitir que llegue más oxígeno a esos tejidos. De esta forma, se revierten las lesiones por radiación”, añade.

Eso sí, el médico aclara que la medicina hiperbárica no es un tratamiento contra el cáncer.

“Se usa para tratar a los pacientes oncológicos, los cuales pueden presentar complicaciones después de los tratamientos, como en el caso de los pacientes con cistitis actínica hemorrágica”, puntualiza.

“Estos pacientes desarrollan anemias severas a causa del daño de la radioterapia. Esos pacientes pueden mejorarse, recuperar su calidad de vida, lo que es muy importante para ellos después de haberse visto afectados por el cáncer”, destaca.

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