Con un historial político y de sanciones más consistente que el de su práctica médica, Rodolfo Ondarza Rovira, activista del Partido del Trabajo que por decenios viene corroyendo la vida interna del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, se alista para treparse a la Dirección General.

Se trata, literalmente, de un matasanos: provocó el fallecimiento de un paciente con epilepsia, por lo que fue despedido en 2006. Ganó en juicio su reinstalación nueve años después. De 2015 a 2017 se le comisionó al sindicato, de donde fue regresado al INNN pero no ha vuelto a “trabajar”, porque inventó un intento de asesinato. El órgano de control verificó sus inasistencias, lo inhabilitó y volvió a despedirlo. Recurrió entonces a laFunción Pública,queen agosto ordenó se le reinstalara de nuevo. Le pagaron salarios caídos y vacaciones de cuatro años (algo más de un millón 66 mil pesos). Continúa cobrandosin “trabajar”. Suele “cazar” enfermos incurables para demandar al INNNpor millones de pesos (lo que ocasionalmente logra). Extorsiona doblemente: a la institución y a los pacientes. En el medio neurológico se conocebien su impericia en lasocasionales cirugíasque realizay solicita dinero para una supuesta ONG de “derechos humanos” de los pacientes.

Ese sujeto lanzó al ciberespacio una proclama: Se ha publicado la convocatoria para la designación del director general del INN. Participaré nuevamente como candidato buscando el rescate de mi alma mater, como parte de la regeneración del Sistema Nacional de Salud en la 4T, buscando la gratuidad en un marco de excelencia nacional e internacional de vanguardia en la formación de recursos humanos y en la realización de investigación científica. Donde se fortalezcan los derechos humanos y donde se dé prioridad a la atención expedita con ética humanitaria y humanista a todo aquel ser humano (ni modo que animal) que requiera atención médica neurológica (¿no estética o ginecológica?) solidaria (en vez de profesional). Tendremos un Instituto hermanado con el resto del sector Salud donde prive la armonía y la meritocracia, la transparencia y las buenas prácticas, donde por ninguna razón haya margen a la corrupción. Será un Instituto que sea un punto mundial de encuentro de las neurociencias que favorezca el desarrollo y la justicia social en México (tarea del gobierno federal), y para ello contamos con un gran equipo multidisciplinario de más de 30 personas expertas en medicina, administración, leyes, derechos humanos, bioética, que generosamente han puesto sus conocimientos al servicio de México. Fuerte abrazo.

Después de los tumbos que ha dado la Secretaría de Salud en el cumplimiento de sus responsabilidades y el injustificado despido del prestigiado neurocirujano Miguel Ángel Celis de la dirección general del INNN, el desconfiable petista, reivindicado por y agradecido con la 4T, se apresta al asalto de la institución a la que tanto daño ha causado.

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