¿Seguir sus hábitos y rituales diarios me encaminó a tener 87 mil millones de dólares en mi cuenta bancaria?


Warren Buffett no se convirtió en la cuarta persona más rica del mundo por tomar riesgos impetuosos y no es nada si no consistente.

Todos los días visita el mismo local de McDonald’s que ha visitado toda su vida por las mañanas para comprar su desayuno. Pasa el 80 por ciento de su jornada laboral leyendo, juega bridge la mayoría de los días después del trabajo y se duerme siempre a la misma hora. 

Comparativamente, mi vida cotidiana como periodista de veinte años que vive en Nueva York carece TOTALMENTE de una rutina. Ni siquiera tomo el mismo metro para ir a trabajar por las mañanas (es posible que hayas oído quejas sobre el sistema de metro poco confiable de esta ciudad); mis días de trabajo varían mucho dependiendo el artículo en el que esté trabajando (como este), y nunca me acuesto temprano (lo siento, mamá).

Entonces, cuando decidí pasar un día viviendo como el inversionista multimillonario, supe que enfrentaría un gran desafío.

Despierta y gana dinero

La primera tarea trascendental: despertarme a las 6:45 am. Mira, soy una persona que va al gimnasio después del trabajo, además la noche antes de comenzar este desafío, me había quedado despierta hasta la 1:30 am con un amigo viendo el reality show de Netflix Love Is Blind.  

Según varias entrevistas, Buffett llega al trabajo alrededor de las 9:30 a.m., justo cuando abren los mercados bursátiles. Yo normalmente llego a la oficina antes que esa hora, así que tuve que matar tiempo. Me moví un poco por mi departamento y encontré una playlist en Spotify para inspirarme.

Buffett paga casi siempre en efectivo, porque, como le dijo a Yahoo! Finanzas, “es más fácil”. Por el contrario, yo generalmente evito cargar cambio a toda costa (ya que no se refleja en mi saldo bancario, me parece que traer monedero es como cargar con dinero de Monopoly). Pero hoy fue diferente: no era un millenial común y corriente, ¡en mi cabeza valía más de 86 mil millones de dólares! Entonces, ¿qué podría ser más natural que pagar todo en efectivo exacto? Abrí el cochinito donde meto mi cambio y saqué efectivo para comprar mi desayuno de McDonald’s. 

Mis McBillones

Todos los días, Buffett hace un viaje de cinco minutos a McDonald’s y ordena uno de tres artículos: dos sándwiches de salchicha, un emparedado de salchicha, huevo y queso o un emparedado de tocino, huevo y queso. Él decide cuál comerá basado en lo próspero que se siente esa mañana y le dice a su esposa el precio de la comida que comprará ($2.61, $ 2.95 o $ 3.17 dólares) para que ella ponga esa cantidad dinero en su automóvil. Si Buffett ordena dos sándwiches de salchichas, se siente mal. En un buen día, derrochará en uno de tocino, huevo y queso.

Abrí la puerta de McDonald’s con mi monedero en la mano e inmediatamente tuve un problema: como vegana (insufrible, lo sé), solo tenía una opción real por debajo de los $3.17 dólares. Los mercados financieros se dirigían a su peor semana desde la crisis financiera del 2008, por lo que socavaron incluso el pedido más barato de Buffett y solo me alcanzó para una papa hashbrown a $1.95 dólares (lo bueno es que no fui a un McDonald’s de Manhattan, o casi nada hubiera estado en el rango de precios de Buffett). 

Conté minuciosamente algunas monedas y salí a fotografiar la bolsa de mi papa para el artículo. Al estilo típico de Nueva York, un tipo en una moto me gritó burlonamente: “¡Te crees mucho porque compraste una papa en McDonald’s!” (para ser honesto, me lo merecía porque parecía que estaba instagrameando mi desayuno).

Llegué al trabajo justo cuando se abrían los mercados, cronometrando perfectamente porque confiaba en que el sistema de metro me fallaría como siempre. 
Buffett es famoso por beber cinco latas de Coca-Cola todos los días, por lo que mi compañero de trabajo Matt compró la primera y le pagué con varias monedas. 

El CEO es conocido por invitar a su amigo Bill Gates a McDonald’s a almorzar, así que hice el reemplazo más natural y llevé a mi jefe, Dan Bova, a comer (¡quería quedar bien con él!). La hora pico de la comida en el centro de Manhattan significó que tuvimos que probar dos ubicaciones diferentes de McDonald’s antes de poder ordenar nuestras copiosas cantidades de papas fritas. Fue una experiencia de unión inesperada para nosotros comer juntos alimentos que generalmente sirven como una cura para la cruda. En este punto, la Coca-Cola estaba empezando a asquearme. Definitivamente no iba a llegar a las cinco latas del día.

Descanso mental y ukeleles

Aparté un tiempo de la tarde para simplemente sentarme y leer, emulando al hombre que pasa tanto como el 80 por ciento de su día de trabajo haciendo lo mismo. Según varios reportajes, Buffett una vez dijo: “Leo 500 páginas todos los días. Así es como funciona el conocimiento. Se acumula como el interés compuesto. Todos ustedes pueden hacerlo, pero les garantizo que no muchos lo harán”. El millonario dice que la cantidad de tiempo que pasa leyendo y pensando lo ayuda a evitar tomar decisiones impulsivas en los negocios. Curiosamente, resultó que no sentí el “bajón” habitual que nos da antes de la hora de la comida y me sentí energizada para pensar de manera más creativa después de darle a mi mente un descanso. Definitivamente voy a explorar esto más a fondo como una alternativa al café de la tarde.

Una de las muchas diferencias entre Buffett y yo: el millonario aprendió a tocar con éxito el ukelele en la universidad, mientras que yo todavía no sé tocar un solo acorde con el que compré cuando era estudiante. Sin embargo, mi ukelele polvoriento finalmente tuvo su momento de fama cuando intenté recrear los más de 65 años de experiencia de Buffett y le di una “serenata” a mis compañeros de trabajo (hicieron una mueca y aplaudieron cortésmente).

Mi intenté jugar bridge, que Buffett, según se informa, practica hasta ocho horas a la semana. Terminé buscando tutoriales en YouTube para ver cómo se jugaba porque no tenía ni idea. Buffett le dijo a The Washington Post: “Es un juego que puedes disfrutar cuando tienes 90 años y ves un desafío intelectual diferente cada siete minutos. Es el mejor ejercicio para el cerebro”.

“Cenando dinero”

Después del trabajo, fui a cenar con un amigo que también solía ser periodista de finanzas personales. Si iba a ser Warren Buffett por un día, la conversación de la cena debía girar principalmente en torno a inversiones, dinero y objetivos a largo plazo.

El enfoque del CEO de Berkshire Hathaway para invertir es tan estable como su rutina diaria. Es un firme creyente en de analizar empresas que demuestren un fuerte potencial de crecimiento a largo plazo. Buffett desaconseja activamente tratar de “vencer al mercado” o confiar en un fondo administrado activamente.

En la cena, mi amigo y yo hablamos sobre los ahorros que tenemos, nuestro deseo de tener inversiones, el pago de deudas que tenemos y cómo la dinámica del dinero afecta las relaciones personales. Se sintió bien hablar de nuestros objetivos a largo plazo y plantear a dónde queremos que nuestro dinero nos lleve en cinco o 10 años. 

Cerrando un día como Buffett

En mi viaje de vuelta a casa escuché otra de las canciones favoritas de Buffett, “Some Enchanted Evening”, mientras bebía su licuado favorito (fresa). Corrí las últimas cuadras hasta mi departamento para llegar a la cama a las 10:45 p.m. hora y apagar las luces a tiempo (generalmente soy una chica que se acuesta a la medianoche). Dormí profundamente y me desperté sintiéndome llena de energía y lista para emprender otro día.

Mi última tarea como Buffett se prolongó hasta el día dos: pasar por su compañía favorita de chocolates, See’s Candies, en Greenwich Village en Manhattan. Compré sus favoritos: fudge de maní y chocolate con nueces cuya caja se puede ver junto a él en las reuniones de su compañía. Y, por supuesto, pagué con el puñado de cambio que me quedaba.

Veinticuatro horas viviendo como Warren Buffett pudieron haber afectado mi estado físico pues no estoy ni cerca de convertirme en un cliente habitual de McDonald’s e incluso como nativa de Atlanta, estoy lejos de su nivel de consumo de Coca-Cola. Sin embargo, mentalmente, me sentí energizada y rejuvenecida después de darle a mi mente el espacio para ser creativa (a través de mi descanso de lectura de la tarde) y de acostarme temprano (¡las maravillas de ocho horas de sueño!). 

¿En cuanto a la mentalidad de dinero de Buffett? Aunque es posible que nunca me acostumbre a pagar siempre con efectivo, aplicar su perspectiva de futuro ante la caída del mercado me mantuvo en calma.

Inversiones aparte, usar el enfoque a largo plazo de Buffett para mirar la vida parece una forma saludable de recordar con amor el pasado, reducir el ruido y concentrarse en lo que es realmente importante para enfrentar el futuro. Y, por supuesto, tomar de vez en cuando un licuado de fresa no le hace daño a nadie.