H&M y RappiH&M y Rappi
Imagen de Bigstock
  • H&M busca dar un giro a su estrategia para llegar de manera diferente al consumidor y a la vez impulsar sus negocios

  • El mercado del fast fashion tiene un valor superior a los 35 mil millones de dólares a nivel global

  • Zara, C&A y Forever21 son otras marcas que han buscado dominar este sector

Desde hace unos años, el concepto del fast fashion, un modelo que ofrecer al consumidor una gran variedad de prendas en establecimientos que estimulan las compras simples, fáciles, rápidas y a precios razonables, ha ganado mucha popularidad, un mercado donde Zara y H&M han sabido capitalizar las oportunidades.

Pero, no son las únicas, Bershka, Mango, Boohoo, C&A, Fashion Nova, Oysho, PrettyLittleThing, Pull & Bear, y la casi extinta Forever21, entre otras, han buscado conquistar a la población y, con ello, ganar mercado.

Uno que, por cierto, sigue creciendo pese a las dificultades enfrentadas en los últimos tiempos; hablamos que pasará de representar un valor de 35 mil millones de dólares estimados en 2018, a superar los 44 mil millones para 2028, de acuerdo con proyecciones de Thredup y GlobalData.

¿Inspirado en el sharing economy?

H&M lleva un proceso de reestructuración en busca de recuperar el impulso que alguna vez tuvo dentro del mercado fast fashion, y parece que ha comenzado a ver resultados positivos. Entre los cambios que hemos visto, se destacan la renovación de su negocio en línea y la revisión de sus sistemas de logística, e importantes alianzas con marcas como Rappi y Stranger Things, de Netflix.

Ahora va por un nuevo cambio en su estrategia, la firma sueca comenzará a implementar un proyecto B2B que, tendrá como objetivo, eficiente su modelo de producción, incluir y abrirse como plataforma a otras marcas, así como el volverse una firma más ecológica.

La iniciativa se llama Treadler y abarca desde la sostenibilidad, hasta todos los eslabones de su cadena de suministro, permitiendo que compañías externas puedan participar desde el desarrollo de productos y abastecimiento, producción y logística, según explican desde Financial Times.

La idea es permitir “a los clientes beneficiarse de la experiencia del Grupo H&M, las asociaciones de proveedores a largo plazo y el trabajo de sostenibilidad estratégica, ayudándoles así a superar las barreras comerciales iniciales y acelerar el cambio sostenible”, según expuso H&M, citada en Fashion Network.

De acuerdo con la información disponible, el programa comenzará como un piloto para marcas medianas y grandes y se expandirá en el mediano plazo.

De consolidarse, este modelo podría no sólo abrir una baraja interesante de opciones hacia los consumidores de productos, no sólo bajo el nombre de la marca H&M, sino a una gran diversidad de marcas que no cuentan con la capacidad de distribución o de canales de venta como la firma trasnacional.

Además, podría ser una palanca importante para que consolide la línea de recuperación mostrada durante 2019, año en el que reportó ventas por 21 mil 902 millones de euros, lo que significó un crecimiento del 11 por ciento respecto al año previo, además de que logró un beneficio neto de mil 265 millones, en este caso un crecimiento del 6,2 por ciento.


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Podría cambiar el mercado del fast fashion

Sin duda, no sólo por el hecho de que especialistas han advertido que el crecimiento aparentemente imparable del fast fashion está disminuyendo, por lo que son necesarios cambios de estrategia para que las marcas se mantengan relevantes y logren hacer sus negocios.

Además, porque luego de diversos cuestionamientos tanto en contra de H&M, como Zara y otras marcas del sector que han lanzado líneas o colecciones de ropa sustentable, debido a que no cumplen estrictamente lo necesario para serlo, con la iniciativa de la firma sueca, el consumidor tendrá acceso a indumentarias que, en teoría, sí cumplen con esta promesa, además de una mayor diversidad de marcas que pueden atender de mejor manera sus necesidades… o por lo menos encontrar una que lo haga.

Esta última parte se puede inferir a partir del principio de la marca sostiene que Treadler trabajará en una primera etapa a pequeña escala con el objetivo de “dar un servicio adaptado a las necesidades de cada cliente”.

En ese sentido, este modelo puede tener un alto pacto en la industria del fast fashion, una que es caracterizada por producir ropa que siguen las tendencias más recientes de la moda, pero que fueron diseñadas y fabricadas de forma acelerada y a bajo costo, aunque, en contraparte la persona pierde parte de su personalidad y autenticidad al adquirír productos masivos que, además duran poco tiempo y representan un impacto negativo al medio ambiente.

Dado este contexto, cambiar la filosofía de producción para abrirse a una especia de economía colaborativa al abrir espacios a marcas pequeñas para que puedan acercar sus productos al consumidor y, en apariencia, ofrecer productos verdaderamente sostenibles, puede contribuir a cambiar radicalmente la imagen y reputación corporativa de H&M, lo que, en teoría, abre importantes oportunidades para impulsar sus negocios.